lunes, 2 de marzo de 2009

A veces...

A veces sentimos esas ganas de escribir sin tener motivo o razón alguno. Sin tener nada que decir ni que opinar, simplemente esa sensación de sentir las teclas hundirse bajo los dedos, o tan siquiera eso. Porque hay días que llueve incluso debajo de tu paraguas y te preguntas por qué lo llevas sin saber por qué, o porque te da miedo la noche y la oscuridad y por cojones tienes que dormir solo. Sólo dormir, es el único remedio que queda, siempre y cuando la oscuridad te deje cerrar los ojos. Mientras tanto tu paraguas descansa en un cubo de basura, y asustado palpas las sábanas de la cama. Descubres que has tenido una pesadilla y te has meado. Pierdes el sueño y te vuelve a inundar el miedo, enciendes la luz y te ves solo. Ya de nada vale volverse a dormir. Te desplomas en la cama, como un cadáver con un mecanismo que hace que se le levante la tripa. Miras al techo, y piensas, y en tu cabeza resuena la melodía del último disco que has comprado... "por que las cosas cambian", y lleno de rabia, gritas, ¡y a la gente le jode!. Cuando te das cuenta, suena el despertador y has pasado la noche en blanco, como el blanco de mis ojos... como tantas cosas.