Siempre habrá una jauría de lunas dispuesta a alumbrar la estirpe de sentimientos que creamos en una habitación teñida del azul de la noche, del aroma del sexo y de las caricias a mano amada.
Luna. Luna como bola de heroína, droga de Dios, drogada de sí misma. La Vía Láctea, como una raya cortada por la mano de Dios, como la raya inexistente que divide la distancia negativa entre tú y yo. El calor de tu matriz, el frío en las afueras...
Pasaría toda una noche en vela, o todas las noches, a tu vera, cerca de cualquier pecado, refugiándome en tus costados o en tu axila, para nunca poder redimirme sino es en tu cuerpo.
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1 comentario:
Yo prefiero la cocaina en vez de la heroina. Un saludo poeta
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