Escribo ahora, a estas horas de la noche. No, aunque lo parezca, esto no es otra declaración, aunque me descubriré un poco más, o quizá, bastante menos. Quien sabe, ya lo decía el principio de incertidumbre donde se esconde la música, la literatura, la escritura... El desfiladero donde van a morir los pájaros de mi cabeza, aunque tenga poco de ornitólogo. El día que me habra la cabeza, el cielo se nublará de aves.
No sé, no sé lo que escribo. Pero lo escribo.
Si me cortara un dedo, saldría una palabra, si me cortara los cinco, una frase, si me cortara la mano, escribiría un libro. Pero como decía una canción, "de los libros no se aprende" y me conformo con tener la luna en la mesilla como lampara de noche. Como lámpara de noche hasta que venga la muerte. "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos" (Pavesse) y será una dulce muerte, mientras tanto, riega mi vida con tus ojos, con tus labios, con tus manos, tus dedos, tus uñas, con tus pies y tus piernas, y yo, velaré la sombra de tu tripa, besaré el sur de tu ombligo, miraré con telescopio tus ojos y agarraré con fuerza el cacetín de la noche, que es tu calcetín.
Sigo sin saber lo que escribo, pero escribo.
Escribo porque me lo pide nadie. La musa ha muerto o nunca existió. O nunca vino a visitarme. Lo sublime tampoco existe. Lo sublime, tan solo, es un esfuerzo, como el amor. Aparte de un sentimiento es un esfuerzo, "el amor son tres flores que se riegan a diario" (Chaouen y no Ana Torroja). Y al final ¿qué?
¿Qué?
Contesta si sabes algo. "Solo sé que no sé nada". Y tampoco sé lo que es nada. Nada, nada, nada...
Sin embargo tú, mi amor, lo eres todo, todo, todo...
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1 comentario:
Haz comosi te cortaras algo pero sigue escribiendo,los libros aunque no se aprenda siempre queda el recuerdo de quien lo escribio alguna que otra frase suelta y el espiritu de su escritor yo tampocoseque no se nada pero sigo luchando por lo sublime aunque no exista es bueno buscar,sigue asi.
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