miércoles, 17 de diciembre de 2008

Ataúd sin raso

No fue el niño más brillante de la clase, de hecho, todos le saludaban con una colleja y le pedían los deberes. Después, probó con el fúbol, en el equipo del barrio, como portero, pero su gloria no pasó del fracaso y del portero más goleado en las cinco primeras jornadas. Aún así, se resistía a hundirse y seguía escuchando "Carmina Burana" cada tarde de 5 a 6.
Un día, en el gimnasio donde entrenaba para nada, un hombre gordo, con sombrero, parecido a aquel típico mafioso de los años 30 en Chicago, (tanto es asi, que al verle, parecía en blanco y negro). Aquel tipo le hizo una oferta que bien pudo rechazar, pero tenía el defecto de no saber decir no. Desde entonces, empezó a entrenar para algo.

Su primer combate se saldó con un K.O a mitad del primer asalto, su gloria llegó cuando aguantó dos asaltos en un combate contra Mike Tyson. Al terminar el combate, Tyson declaró que lo podía haber tumbado en el primer crouch, pero que le dio lástima. Así, que su carrera terminó a los seis meses, en un combate contra el "Potro" de Vallecas, que le dejó sordo y sonado para el resto de su vida. Desde entonces, todas las tardes, de 5 a 6, suena en su cabeza "Carmina Burana" mientras se lamenta de haber aceptado la oferta de aquel tipo en blanco y negro. Acabó arruinado, sin el dinero suficiente para forrar de raso el ataúd donde descansa ahora.
Lo cierto, es que la cara de este tipo me suena. Recuerdo que le vi en una televisón en blanco y negro, con el tipo que se tiró a Betty Boop. Ya recuerdo, su boxeo consistía en golpear con su cara los guantes del contrincante.

2 comentarios:

Judit dijo...

Me ha gustado, sí señor...pero sigue gustandome mucho más el Sergio "poeta";)
un besazo enorme y FELIZ NAVIDAD!

Anónimo dijo...

Digno de un comic de Frank Miller. Le hubiese faltado la sangre amarilla... Felicidades.