Puedo decir que he descubierto el alma de los juguetes, que he besado ese alma de los cuerpo inhertes, que he roto muñecos, intentando buscar su sensibilidad. Puedo decir que he pintado en la pared blanca de la terraza, que he visto deshacerse un trozo de chocolate sobre un cesto de mimbre, que he volado por nubes de arena, que me he peleado cuando niño. Puedo decir que ¡he sido niño!
Puedo decir que he visto yonquis pinchándose en las venas, y los caballos blancos corrían descabalgados por el parque de mi barrio.
Puedo decir que he llorado a las frías espaldas del mármol, que me he sentido niño y hombre a la vez, que he sentido rabia y ganas de mandarlo todo a la mierda, que he discutido con gente, que le he negado la palabra a mucha gente, que he sentido miedo cuando sonaba el teléfono algunas noches y que otros días ni siquiera me he levantado a cogerlo.
Puedo decir que siento algo que hacía tiempo que no sentía, que voy descubriendo el alma de los libros y de las letras de las canciones, que voy experimentando con las palabras, haciendo magia, conteniendo milagros, como cada una de estas palabras en folios, en textos, en mi cabeza simplemente. Puedo decir que voy siendo más frío, y que mi sensibilidad es la misma. Puedo decir que he visto morir a quien me dio la vida.
Puedo decir que calmé el lloro de un niño que tenía miedo.
Puedo decir tantas cosas que creo que no merecen la pena. Antes que decir prefiero hacer, eso es lo que voy a hacer, seguir haciendo cosas, esto, lo de escribir, lo utilizo para metaforizar mi vida. Para buscar la belleza. Ya lo dije hace unos días, seguiré siendo sublime sin interrupción, aunque tenga la belleza frente a mí.
domingo, 25 de marzo de 2007
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1 comentario:
nos encanta que digas, moreno.
dilo todo a tu manera. :)
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