Para Lejana
No existe el rumbo errado, o en su defecto, todos los rumbos lo son. Viajar en un viejo Chevrolet, azul cielo, por caminos de grava, escuchando a Lucinda Williams o Quique González, a Rebeca Jimenez o a Bob Dylan, tarareando alguna de Calamaro y parando en páramos desiertos para marcarme un bailecito sin tener ni puta idea de bailar, y ella, sentada en el asiento del copiloto, mirándome, fumando un cigarrillo rubio, riéndose a carcajadas de mis pasos de baile bajo la lluvia. Este quiero que sea mi rumbo. Mi rumbo (no) errado.
2 comentarios:
Que delicia. Me rindo ante ti. Tal vez me precipité al juzgar mal mi rumbo. Lo eliminé una noche de insomnio, de escasa autoestima y algún que otro exceso. Malditos mis impulsos.
Dibujas unas imágenes lindas, me has hecho sonreir.
No me equivocaba al concederte el apelativo de "chico amable".
Muchas gracias. De verdad. Gracias.
Un abrazo ENORME.
( Por cierto, ¿ se curó tu dolor de espalda?. Estás muy loco).
Me recuerdas a mí a tu edad. Mi sueño era hacer la ruta 66 en una Harley aunque las compañeras me irían sorprendiendo por el camino y llenando mi depósito con besos en forma de limosna. Al llegar la noche pernoctaría en un hostal de dos estrechas (sí, está bien escrito...) y mezclaría vida, hielo y carmín usado, todo esto agitado, no mezclado. En mis sueños terminaba siempre bajando a la Jessica Alba de turno del escenario y subiéndola a mi cama. La vida consiguió que bajara de la cama y no consiguiera nunca subir al escenario. Sueños pendientes.
De joven quiero ser como tu. Abrazos.
Publicar un comentario