lunes, 5 de noviembre de 2007

Al

Para Alberto
Conocí a Al una noche, en un pequeño garito de rock & roll, perdido en medio de la ciudad. Le conocí después de un concierto suyo, al que no asistí. LLegué tarde, y estaba en ese momento en que el músico medita su retirada después de cada concierto, con una sin en la mano, con un boli y una servilleta. Desde esa imagen, supe que era un gran músico.
-Me gustan tus canciones, no están mal.
-No te he visto en la sala. ¿Tomas algo?
-Un gin tonic.
Y mi idea de que era un gran músico se volvió a reafirmar, aunque nunca le he visto interpretar alguna canción.
Abandonamos aquel garito, tan pequeño, que sólo podía colgar la guitarra de Bob Dylan en la puerta del baño unisex y empezaba a sonar "Hurricane" cuando salíamos de la sala.
Recorrimos la ciudad en un Chrysler Neon, musicalizado. Dios Santo, Al es una discoteca ambulante, un archivo musical. Y en los semáforos en rojo, mirábamos las piernas de las chicas cruzar, atravesábamos Gran Vía, con todos los semáforos en verde, escuchando a Lucinda Williams y parecía que el Chrysler estaba en su ambiente, parecía que recorríamos aquellas carreteras infinitas de Estados Unidos.
Paramos en bares y garitos a base de cerveza sin y gin tonic y me sacó una servilleta de su bolsillo con el carmín de la Jessica Alba del momento y una foto de la Harley con la que recorrió la Ruta 66. "Lo mejor, eran los hostales de dos estrechas, muchacho". Seguimos abriendo o cerrando garitos, seguimos viendo piernas de muchachas cruzando calles, parejas follando en los bancos de Doctor Esquerdo. Acabamos viendo un bolo de Chaouen, entre olor a marihuana, carmín en vasos de cubata y más piernas kilométricas de muchachas, que nos parecían demasiado largas para besar en una sola noche. Acabó el concierto.
-¿Dónde vas ahora muchacho?
-A buscar un hostal de dos estrechas.
Volvió a sacar la servilleta con el carmín de la Jessica Alba del momento. En esa dirección encontrarás a tu Jessica Alba.
-Prometo devolverte la servilleta cuando la encuentre.
Desde entonces, Al, ocupa ese asiento en el garito entre la amistad y la fraternidad. Ah, y con su negrita en la mano.
Y yo, encontré a mi Jessica Alba, o a mi Ingrid Bergman. Lo que no encontré fue el Hostal de dos estrechas, cierto es, que no me hizo falta llegar.

1 comentario:

La Luna gata dijo...

Ya quisiera yo que mi humano fuera así, y me sacara por la noche en busca de gatos pardos con los ojos grises de humo. Sin embargo mi humano es del otro tipo. Un tipo aburrido que pasa las noches como la mayoría de los humanos. Buscando un porqué sin encontrarlo y sin preguntarse porque lo busca. Sin embargo tiene un amigo que le anima la vida de vez en cuando y le saca a mear. Ese amigo le dijo un día que no existen los amigos para siempre. Pero eso os pasa a los humanos. Estoy segura de que a el le gustaría tener uno como tu. Y a mi me gustaría que el fuera como tu. Lametazos de afecto.
Marramiau.