Me juró haberse acostado con un tipo que era el mismisimo Correcaminos, y me aseguró no estar orgullosa de ello. Mientras tanto, en la mesilla, el despertador iluminaba las 7:30 de la mañana y una botella de Jack Daniel´s medio vacía.
Resonaba alguna canción de Andrés Calamaro en la habitación, y de vez en cuando me recitaba líneas de algún libro de Cortázar o se apretaba otro trago de whisky. "He quemado la novela que estaba escribiendo". Entonces, me la imaginé tumbada en la cama, envuelta en un gran edredón blanco, observando en la papelera de la habitación las llamas del libro a medio escribir. "No sé por qué lo hice. No podía dormir, algún que otro exceso... no lo sé, no me lo consigo explicar". Y sentía a través del teléfono sus ojos inyectados en lágrimas. Silencio. "Y vos, ¿seguís escribiendo imágenes?".
-Intento escribir una "road novel"
-¿De qué se trata?
-Todavía no lo sé, una especie de La Colmena del siglo XXI.
Y se apretó otro trago de whisky. Y arrugó otra página de su novela a medio escribir. El chasquido del fuego, el calor de esa novela, su cuerpo desnudo. "Y decime, ¿conservas aún esa fecha tan linda?"
-La conservo.
-Recuerdame cuál era.
-21 del 9 del 2007.
-Oh, que lindo número.
Y se apretaba otro vaso de Jack Daniel´s, desnuda y sensual, y colgaba el teléfono.
El caso es que nunca la conocí personalmente. No sé cómo consiguió mi número.
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2 comentarios:
Muy curioso. Algo que (creo) nunca hemos comentado pero me pone mucho el acento argentino en una mujer. Siempre aciertas jodio...
Quiero ser el primero en leer esa road novel.
Nos vemos.
Me han hecho cosquillas tus letras.
Sabes a lo que me refiero, ¿no? un ejército de homigas corriendo por mi interior. Sumamente agradable.
Me provocas una curiosidad atroz.
La historia...linda, linda.
Besos, extraño loco.
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