Solía pasar las noches alrededor del aeropuerto mirando las luces y aviones aterrizar. Algunas veces, se paseaba por los clubes de alrededor para consumir algun martini y ser succionado por los labios de alguna puta.
-¿Sabes muchacho?, me enamoran las luces del aeropuerto. Cada una de ellas representa algo para mí, mis miedos, mis soledades, mi estado de ánimo, las veces que me han derribado, las mujeres de las que me he enamorado... Sólo he viajado dos veces, y nunca he visitado las ciudades, sólo los aeropuertos, las noches de los aeropuertos.
Uno de ellos estaba perdido en Tanzania. Me sentí libre en Tanzania, me sentí un hombre grande, lleno de logros. Las únicas luces de aquel aeropuerto eran cuatro bengalas. Me sentaba en mitad de la pista y acariciaba la panza de los aviones como si fueran elefantes...
El otro aeropuerto fue el JFK, sentí miedo la primera noche, luego me fui acostumbrando. Las luces de aquel aeropuerto me marcaban objetivos, eran como planes que debía hacer, una familia, un trabajo... el JFK es toda una utopía, joder, lo verdadero, mi verdadero aeropuerto, está aquí. Sólo me gustaría ver las luces de una ciudad, las de Las Vegas... ¿qué veré de mí en esas luces?, dime muchacho.
-Sólo lo sabrás si viajas a Las Vegas...- y se marchó, se marchó camino de un club, de una luz o a su casa.
Volví unos días después a la pasarela donde solía pasar las noches de aeropuerto, las luces de la ambulancia destelleaban en la carretera, su cuerpo tendido en el asfalto, N-II, Carretera de Barcelona. Fui entonces a uno de los clubes que aquel tipo solía frecuentar, pedí un gin-tonic, y le di a una joven muchacha el billete de ida para Las Vegas.
Me queda el desconsuelo de que su cuerpo fue atendido por una ambulancia con tantas luces que ninguna pudo devolverle la vida, su luz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Extraña obsesión la de vosotros los humanos por las luces. Yo me escondo en la oscuridad y gracias a mi negro pelaje os observo acurrucada y apunto vuestros inocentes errores... Y admiro vuestras luces, y las disfruto, cosa que vosotros no sois capaces de hacer. Disfrutar de vuestra propia creación. Yo solo espero que sepais disfrutar de esa preciosa luz que se enciende cada noche en lo alto del cielo y os ilumina sin tener que ir hasta el aeropuerto. Esa preciosa luz llamada Luna.
Lametazos
Curiosa conexión: Tanzania - Las Vegas - Carretera de Barcelona. Faltan Tomelloso, Kuala Lumpur y San Sebastian.
Un abrazo, genio.
Yo tampoco viajo mucho. Tengo poco de nómada. Salvo el espíritu. Me encantó el texto. Pero me encantó de verdad.
Saludos y besos.
Publicar un comentario