lunes, 14 de enero de 2008

Nochebuena on the road

Subimos en el Chrysler musicalizado y emprendimos el rumbo sin un destino fijo. En la radio sonaban los Suaves, o AC/DC, o Tahúres Zurdos, o Medina Azahara. Recorrimos carreteras sin luces y pasamos por luces sin carreteras, paramos en un gasolinera a repostar y yo entré al restaurante. Encargué un cochinillo para celebrar la nochebuena y lo dejé encima del salpicadero del "Neon" musicalizado. Lamentablemente, el cochinillo duró poco sobre el salpicadero lleno de cartas de póker, de barajas españolas, de CD´s y de revistas de música. Al final, el cochinillo salió volando por mi ventana a la altura de Gran Vía porque el calor del animal empañaba la luna delantera de la discoteca móvil.
Decidimos entonces regresar a la gasolinera donde había comprado el cochinillo, donde una vez más me entraron ganas de cojer una piedra y estamparla contra el aparato de música y dejar de escuchar a Melody. Entonces eché de menos esos garitos de la ciudad, aquel garito donde Al dió su último concierto. Terminamos comprando sandwiches de pollo, una caja de cervezas sin alcohol y un par de botellas de ginebra y pocas latas de tónica. Esa sería nuestra cena de Nochebuena.
Cargados de víveres, emprendimos de nuevo el camino sin rumbo ni destino y acabamos en mitad de un campo, comiendo los sandwiches de pollo, bebiendo y hablando de música y de libros... fue entonces cuando decidimos componer una canción. Al, sacó su negrita del maletero, yo, saqué mi libreta y nos pusimos a ello.
-No nos movemos de aquí hasta que compongamos una canción- dije.
-De acuerdo.
Y pasamos el día de Navidad en mitad del campo, sin saber exáctamente donde estábamos, ya casi sin cerveza, sin ginebra y sin comida.
-¿Aún estará el cochinillo en el asfalto de Gran Vía?
-Es lo mejor que podemos hacer, ir a ver si sigue allí.
Y nos fuimos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

nose porque pero es asi como me gustaria haber pasado la noxewena...cerveza (la mia con alcohol...yo k se...experiencia nueva jeejee

es curioso

Anónimo dijo...

Esas nochebuenas si que molan tio con una cervecita y el cochinillo en el salpicader. Un abrazo poeta

Musiquiatra dijo...

El cochinillo lo encontramos desguazado a la altura de Arturo Soria con varias fracturas abiertas pero con cara muy sonriente. Las cervezas terminaron alcoholizándose por sí mismas y nosotros terminamos cantando a gritos en medio de un callejón de un polígono industrial donde los vecinos (los gatos) se nos unían en las peroratas.
Consecuencias:
1. Te toca limpiarme el salpicadero del coche
2. Te debo una canción
3. Te quiero

Anónimo dijo...

Lo de "te quiero" me lo dice a mi muy a menudo pero no le creo nunca. Es un cínico. Pero no le veo con otro tio. Eso no...
Le daré otra pastilla...

Lametazos y canciones