martes, 22 de mayo de 2007

De aquella vez que los jamelgos galopaban en silencio

Los jamelgos cabalgan con pezuñas acolchadas por no perturbar la orgía de sangre. Me he cortado las puntas de las venas como haces tú con tu cabello, he teñido la sangre del color del agua para que rondes alrededor de mi cuerpo en su busca. La ingravidez de los pura sangre hacen sospechar que todo es una ilusión, sin embargo siento algo, una explosión en la traquea, una parte de algo que no son tus pechos. Me miras y es como si me violaras dulcemente, como si entraras en las entrañas de mis venas por la puntas cortadas, como si me cogieras una vía. Y yo, tendido en cuerpo y alma, desnudo sobre la cama, observándome lentamente desde fuera, mirándote en mis ojos, recordándote, soñándote tal vez. Desnudo sobre un colchón de hierba, entre caballos salvajes y el juego de mis ilusiones, de tu cuerpo, de nuestras pasiones...
¿Y si todo es mentira? ¿Si todo es lo contrario? ¿Si en vez de ser el soñador eres el sueño? ¿Si en vez de ser el amante eres el amado? Sólo se que dejaría, o tal vez, (dudo), dejé infectar con tu cabello las puntas de mis venas entre jamelgos negros de pura sangre.

1 comentario:

Lince dijo...

¿Y si todo es mentira? ¿Si todo es lo contrario? ¿Si en vez de ser el soñador eres el sueño? ¿Si en vez de ser el amante eres el amado?

¿y si ella siente esa punzada? ¿si ella suspira y se recuesta apretando su almohada pensando en la ultima vez que vuestros ojos se chocaron como la ola al arrecife? ¿y si eres tú el oscuro objeto del deseo de ella? ¿si tu eres la pasión, la devoción, el pensamiento de los "y cuarto"?