Una noche, Carmelo tuvo una pesadilla, soñó, que en la puerta de su colegio era comindo por millones de caramelos. A la mañana siguiente, en su cara había una enorme sonrisa y su cabeza se había convertido en un enorme caramelo.
¡Carmelo, "cabeza de caramelo"!, le llaman ahora los niños.
Carmelo, cabeza de caramelo.
Una manera de aceptar la fantasmática es pensar como un niño. Si se cree no tener fantasmática o no recordarla... invéntatela.
3 comentarios:
jaja y si en vez de caramelos comiera.....p...... ¿como tendria la cabeza?jeje cabeza po.....pipipipipipipi...jeje
no puedo con la vida!!APA
A ver anonimo o anonima que te comerias eh sinverguenza.Por cierto a mi em encantaban los caramelos de pequeño. Un saludo poeta.
Así se te ha quedado la cabeza, resacoso. Empaquetatela y haces dos lazitos a los lados, estilo coleta, que vas a quedar monísimo.
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